87 trabajadores perdieron la vida en la Comunidad de Madrid durante los once primeros meses del año. Una cifra alarmante, ya que supone 14 fallecidos más que en el mismo periodo de 2021, con un preocupante incremento del 16 %. En total, se registraron 80.304 accidentes laborales con baja, un 3,4 % más que el año anterior.
Según los datos de la Estadística de Accidentes Laborales publicada por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, del total de accidentes laborales, 68.376 (85 %) sucedieron durante la jornada laboral, lo que supone un notable ascenso de casi seis mil respecto a 2021. Por el contrario, los accidentes ‘in itinere’ (durante el trayecto al o desde el trabajo) se redujeron en más de tres mil, computándose 11.928 (15 %). 77.392 correspondieron a trabajadores asalariados, casi diez mil más que en la anterior comparativa, y 2.912 a trabajadores por cuenta propia.
Los accidentes mortales subieron en todos los apartados. De los 81 asalariados, 62 fallecieron durante la jornada de trabajo (dos más que en 2021) y 19 durante el desplazamiento, casi el doble que el año anterior. Las muertes de trabajadores por cuenta propia también se doblaron, pasando de 3 a 6. Un dato este último que contrasta con el menor número de accidentes registrados: hubo menos accidentes entre los autónomos, pero más graves o fatales.
Por sector productivo, los datos de accidentes durante la jornada laboral están en consonancia con la distribución de la población activa madrileña. Llama la atención el fuerte incremento en servicios (11 %), con 5.454 accidentes más; una cifra, sin duda, preocupante.
Se cuadruplican las bajas por covid
Por último, se registraron 5.553 bajas por covid, número que casi cuadruplica las 1.433 del periodo anterior.
Todos estos datos, aunque negativos por lo que supone de retroceso en cuanto a la seguridad y la salud en el trabajo, sitúan a la Comunidad de Madrid entre las autonomías con los índices más bajos de siniestralidad laboral y muy por debajo de la media nacional.
USO-Madrid sigue insistiendo en la formación y en la concienciación de los trabajadores en materia de prevención de riesgos laborales y, sobre todo, para que las empresas aporten más medios que permitan mejorar esta traumática situación. Las personas van a trabajar para poder vivir, no para perder la vida mientras trabajan.