El número de parados en la Comunidad de Madrid ha bajado un 4,43% en febrero, un dato positivo que sin embargo contrasta la brecha de género, que en el último año se ha ahondado dos puntos. El pasado mes de febrero, las mujeres suponían un 57,3% del total de personas desempleadas. Este año, el porcentaje asciende a 59,3%.
Hace un año había 447.101 madrileños en paro, de los cuales 256.183 eran mujeres (57,3%) y 190.919 eran hombres. Este mes de febrero, del total de 340.187 personas en paro, 138.360 son hombres y 201.826 son mujeres (59,32%), según los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social publicados este miércoles. Mientras que en términos interanuales, el paro en la región ha bajado un 23,91%, con 106.914 parados menos con respecto febrero de 2021, lo cierto es que esa recuperación no se está produciendo de forma igualitaria para hombres y mujeres.
Esta brecha, creada hace ocho años y que se agranda de forma progresiva, llama especialmente la atención a escasos días del 8 de marzo y resulta paradójica teniendo en cuenta que estamos ante un mes récord en contratos indefinidos firmados. Del total de contratos, 62.238 fueron indefinidos en Madrid, lo que supone 13.172 más de los firmados en enero, una subida del 26,85%.
Además, 21.942 desempleados de la región en el mes de febrero tienen menos de 25 años, de los cuales 11.294 son hombres y 10.648 mujeres, lo que significa que la brecha de género llega cuando las mujeres alcanzan la edad en la que tradicionalmente inician sus respectivos proyectos familiares.
En 2022, las mujeres padecen una mayor tasa de desempleo y una mayor temporalidad en sus trabajos que los hombres. Son mayoría entre las personas que reciben salarios mínimos, y son las que, en mayor medida, trabajan a tiempo parcial, recurren a las reducciones de jornada y excedencias, o cambian de empleo para cuidar de otras personas. No solo hay más mujeres trabajando sin ser remuneradas, sino que, entre las personas trabajadoras, las mujeres asumen la mayor parte de las tareas del hogar.
Por ese motivo, este 8M volvemos a poner el foco en el desigual reparto del tiempo de trabajo remunerado y los cuidados entre hombres y mujeres. La consecuencia de esta situación es una importante brecha de género a nivel laboral y económico. Una brecha que, por otro lado, se ha visto agravada por los efectos de la pandemia, que han acentuado notablemente las desigualdades.