En el marco de Foro Económico Mundial en Davos, que reúne de nuevo en Suiza a las élites políticas y empresariales, Oxfam –Oxfam Intermón en España- acaba de publicar el informe “Premiar el trabajo, no la riqueza”, en el que denuncia que el 82% de la riqueza mundial generada durante el pasado año fue a parar a manos del 1% más rico de la población mundial, mientras que el 50% más pobre –3.700 millones de personas– no se benefició lo más mínimo de dicho crecimiento. En España, este reparto siguió la misma tendencia: el 1% más rico acaparó el 40% de la riqueza creada mientras que el 50% más pobre apenas consiguió repartirse un 7%.
La organización también pública un informe para España “¿Realidad o ficción? La recuperación económica, en manos de una minoría”. De acuerdo con el mismo, la desigualdad hace que la recuperación económica no llegue a todas las personas por igual. En términos de renta, la recuperación ha favorecido 4 veces más a los más ricos que a los más pobres. Entre 2013 y 2015, 29 de cada 100 euros provenientes del crecimiento económico fueron a parar al 10% con rentas más altas, mientras que sólo 8 han terminado en manos del 10% más pobre.
El elemento fundamental de la persistencia de esta desigualdad tanto en el mundo como en España es el desigual reparto en las ganancias de la actividad económica que persisten en manos de los dueños de capital a costa de la precarización del mercado laboral, donde los salarios y las condiciones laborales cada vez son peores.
Por ejemplo, incrementar la retribución media de los 2,5 millones de personas trabajadoras en la industria textil de Vietnam hasta alcanzar un sueldo digno supondría 2.200 millones de dólares. Esta cifra equivaldría a un tercio de lo que se pagó en dividendos a los accionistas de las cinco mayores empresas del sector textil en 2016.
En España, los beneficios empresariales crecieron en 2016 un 200,7% respecto de 2015 y, con ellos, el reparto de dividendos mientras que el coste laboral por trabajador se mantiene estancado desde 2012.