Industria electrointensiva

Son aquellas industrias que dependen de la electricidad para producir bienes y servicios y cuyo consumo eléctrico representa una parte muy importante de sus costes productivos. En España hay más de 250 empresas de 30 subsectores que facturan 20.000 millones de euros anuales y dan trabajo a casi 200.000 personas. Entre ellas, por citar algún ejemplo, se encuentran Alcoa, ArcelorMittal, Asturiana de Zinc, Acerinox, Deretil, Draxton, Celsa Group…

 

Estatuto de Consumidores Electrointensivos

Es la gran demanda del sector de las electrointensivas. A pesar de que el Real Decreto Ley 20/2018 del 7 de diciembre de 2018 preveía un plazo de seis meses para aprobar este estatuto (en junio del año pasado) a día de hoy seguimos sin un marco jurídico estable para las electrointensivas. El Estatuto dotará a los consumidores electrointensivos de un marco jurídico y económico para el suministro eléctrico que les ayude a mitigar los efectos adversos de sus altos costes energéticos, conforme a la normativa comunitaria, y potenciar la competitividad de la industria, el crecimiento económico y el mantenimiento y generación de empleo de calidad. El Estatuto también impondrá obligaciones y compromisos a las empresas en los ámbitos de eficiencia energética, I+D+i, sustitución de fuentes contaminantes y empleo, que los consumidores electrointensivos habrán de asumir para optar a los mecanismos destinados a la reducción de los costes energéticos.

 

Precio elevado de la electricidad

Como no tenemos un Estatuto de Consumidores Electrointensivos, no hay medidas ni dotación presupuestaria para corregir el elevado precio de la electricidad que pagamos en España.  Por ese motivo, la industria española está pagando entre 20 y 25 euros por MW/hora más que nuestros competidores franceses y alemanes que reciben compensaciones económicas por financiar las energías renovables, la reducción en peajes… Esa situación de desventaja con respecto al resto de países europeos, está amenazando seriamente los puestos de trabajo de la industria electrointensiva española, que tiene tarifas mucho menos competitivas que el resto de socios europeos.

 

Servicio de interrumpilibidad

Es una herramienta para gestionar la demanda de electricidad. Lo utiliza Red Eléctrica, el operador del sistema, para ofrecer un suministro eléctrico nacional más eficiente de acuerdo a criterios técnicos (de seguridad del sistema) y económicos (menor coste para el sistema). Hay ocasiones en las que no se genera la suficiente energía como para abastecer toda la demanda. En esos casos, Red Eléctrica ordena a las industrias con grandes consumos que reduzcan su energía. De este modo, se mantiene el equilibrio y el resto de empresas no se quedan sin energía. Estas empresas que reducen su consumo cuando hay mucha demanda, reciben a cambio una retribución económica.

 

Subasta de interrumpibilidad

El Servicio de Interrumpibilidad se asigna a las empresas a través de una serie de subastas de la Red Eléctrica supervisadas por la Comisión Nacional de los Mercados y Competencias. En esas subastas, las empresas pujan para prestar esas interrupciones de la energía a cambio de una compensación económica. En la última subasta celebrada el pasado mes de diciembre, se ofrecieron 200 bloques de 5 MW. Un total de 118 empresas pujaron por estos lotes, que salieron con un precio de 125.000 euros/MW al año y finalmente se quedaron en 8.764 euros/MW al año. Las principales electrointensivas criticaron el resultado y aseguraron esa drástica reducción del valor de los lotes “lleva a la industria siderúrgica al borde del abismo” y hace “inviable” la producción de aluminio.

 

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